MUJER EMPRENDEDORA Y ARTESANA

MUJER EMPRENDEDORA Y ARTESANA


HOY CONOCEMOS A UNA MUJER EMPRENDEDORA Y ARTESANA: ALICIA LLAMAS, CREADORA DE MUNDO MIMIKI


Esta empresaria de 43 años está arrasando en el mundo de los pequeños de la casa con sus muñecos artesanales cómodos y divertidos para que duerman felices. Y nos cuenta en qué se asemeja su arte a la de un artesano de alfombras persas.

Cómo asocias las alfombras con tu vida familiar?

Las asocio con el invierno porque mi madre las ponía cuando empezaba a hacer frío para que tuviéramos los pies calentitos. Era una sensación acogedora, un camino que me llevaba al sofá y la manta, al recogimiento.

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Eso, mientras vivías con tus padres, ¿y cuando creaste tu propia familia, en tu hogar?

Cuando tuve a mi hijo Alejandro, la alfombra era su espacio personal para jugar, extender sus cosas, sus cochecitos, ese rincón para estar cómodo y evitar el frío del suelo. Se pasaba mucho rato allí porque estaba muy a gusto, aún recuerdo sus risas, tomándose la merienda todo panchote después del colegio.

Has trabajado, antes de establecerte como empresaria en Mundo Mimiki, en multinacionales con muchos altos cargos donde eran importantes las reuniones y la imagen... ¿Qué han significado para ti las alfombras a lo largo de tu trayectoria profesional?

Siempre han sido una señal de distinción, elegancia, clase. Un habitáculo siempre gana prestancia con una buena alfombra combinada con el mobiliario, la decoración y el interiorismo en general. Entrar en un lugar donde todo esté diseñado y pensado globalmente aporta un valor añadido que favorece mucho el éxito de los negocios.

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También tienes una amplia experiencia en muchos lugares públicos como la estación de Adif en Renfe, el Auditorio, sus salas VIP… ¿Cómo consideras que influye una alfombra en estos espacios?

Todo el mundo se encuentra más cómodo cuando hay una mullida alfombra a sus pies, les resulta mucho más acogedor, un poco, como si estuvieran como en casa. En una sala de conciertos el público va a distraerse y un espacio confortable, les evoca algo familiar, y se muestran más receptivos al espectáculo al que van a asistir.

¿En qué habitación de tu casa pega más una alfombra persa y por qué?

El salón, sin duda. Cómo los muebles son blancos, cualquier alfombra persa quedaría perfecta. Me gustan en concreto los colores vivos, que son los que uso para mis muñecos gorditos de caritas sonrientes.

¿Qué alfombra elegirías de todo nuestro catálogo y qué te llama la atención de ella?

Apuesto plenamente por las alfombras con colores vivos. Con vida. Es un elemento de equilibrio para cosas donde priman colores más neutros en la decoración. Mi elección sin lugar a dudas es un kilim. ¿Por qué? Viste el suelo de cualquier espacio, incluso las paredes. Además sus combinaciones geométricas están elaboradoras con maestría tras la mano del artesano, por lo que puedo aprecia el esfuerzo y la dedicación. 

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¿Quieres ver los detalles de la elección de Alicia? Pincha aquí

Ya que los mencionas, cuéntanos cómo saltaste al mundo de la creatividad después de tantos años dedicándote al sector servicios.

Tenía una idea desde hace 16 años, cuando nació mi hijo, porque dormía agarrado a un muñeco que le servía de almohada y me sirvió de inspiración. Vi que los hijos de todas mis amigas se aferraban a un objeto de apego, peluches, doudous, etc.; los necesitaban siempre a mano, así que se me ocurrió la idea de desarrollar mis propias creaciones.

¿Y cómo lo ejecutaste? Porque no habías cosido ni diseñado antes, ¿no?

No, pero gracias a mi madre, que siempre ha sido modista, desde joven, pude desarrollar los conocimientos necesarios para emprender esta maravillosa aventura. Tenía claro que quería un muñeco simpático, de ahí la boquita sonriente, y como era para que los niños durmieran, debía tener los ojos cerrados. Con una inversión inicial de 20€, compré 2 metros de tela y unas tijeras, y me puse a fabricar.

¿Te salió así, del tirón?

Qué va. Inicialmente dibujamos un patrón, hicimos una primera prueba sobre la cual luego fuimos modificando tamaños… hasta dar con el prototipo ideal. Sobre todo, teníamos claro que no podían llevar nada que los niños pudiesen arrancar, morder o tragarse, nada que conllevara un peligro para ellos. Y además decidimos personalizar cada muñeco con el nombre del niño o la niña a quienes va dirigido, para hacerlos más especiales.

¿Y cómo ha funcionado el negocio ahora que te has establecido como empresaria?

Pues en los dos últimos años la evolución ha sido muy positiva porque, después del primer modelo, continuamos ampliando la gama con otros productos infantiles, siempre conservando la exclusividad de la customización. Han funcionado tan bien las ventas en toda España a través de la web que ya la tenemos habilitada para vender también en Portugal en breves.

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¿En qué se puede asemejar tu trabajo artesanal con el de un artesano de las alfombras persas como las que te tenemos en el catálogo de Yasmina?

Al ser un trabajo artesanal, hecho a mano personalmente, ambos cuidamos su confección al máximo detalle, hilamos fino para que todo quede perfecto, pensando siempre en el destinatario: cómo le gustará, qué sensaciones tendrá cuando reciba el producto, qué emociones va a sentir y cómo lo va a disfrutar cuando lo tenga en sus manos o en sus pies, en el caso de las alfombras.
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